MOSCA NEGRA: UN INSECTO QUE SE MULTIPLICA SIN CONTROL EN ESPAÑA

A muchos lectores «Mosca negra» les sonará a película  de terror de los años setenta. Otros quizá tengan cierta familiaridad con las especies que se adaptan a un entorno cada vez más degradado medioambientalmente, tales como  «mosquito tigre», etc… En coandi te contamos todo lo que debes saber:

Para quienes habitan en entornos fluviales próximos a ríos, y que además tienen relación con la ganadería o  la agricultura, la «Mosca negra» se ha convertido en todo un quebradero de cabeza, con una complicada solución a medio y largo plazo. Tal como se pueden imaginar, se trata de un insecto de entre tres y seis milímetros, de color negro y alas blancas que, a causa de la ausencia de depredadores naturales y los vertiginosos cambios en nuestro entorno natural, está adquiriendo dimensiones de plaga.

Los expertos aseguran que, con la ubicación de las depuradoras, el agua está lo suficientemente limpia como para atraer y permitir la reproducción de éste insecto y, sin embargo, lo suficientemente sucia como para desplazar a sus depredadores naturales, tales como las anguilas, roedores y otros animales acuáticos. Sus molestas picaduras causan dermatitis y picor y sus efectos pueden permanecer por el plazo de una semana.

Además, se han requerido centenares de atenciones médicas en personas y la cifra alcanza cotas dramáticas en lo a que a ganado y animales en cautividad se refiere. Sobre estos, además, se hace imposible establecer indicadores que arrojen luz sobre el alcance real de esta plaga que se cierne sobre las riberas de, al menos, los ríos de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana.

Más allá de las posibles soluciones planteadas, algunas de las cuales proponen restablecer el equilibrio «natural» de los ríos, nos encontramos ante el eterno dilema que sugiere que, un nuevo intento de solución, acarreará nuevas consecuencias no deseadas e imposibles de prever desde el presente. Y es que la fauna y la flora que mora alrededor de nuestros ríos, como la selva o como los bosques, son ecosistemas de una complejidad casi infinita, por lo que sólo la naturaleza parece tener los mecanismos de equilibrio que, al ojo humano, despiertan el calificativo de «perfecto».

Algunas de las iniciativas planteadas como solución, no obstante, se auto-otorgan el calificativo de «no invasivas» y consisten, básicamente, en el tratamiento del agua y la reintroducción de especies depredadoras que, anteriormente, se encontraban adaptadas a estos entornos. El debate de fondo, sin embargo, permanece sin resolver. Una sociedad que contemple la naturaleza, pero especialmente los ríos y sus aguas, como un medio para un fin «superior» que a menudo se expresa en forma de dinero, es una sociedad que vive de espaldas a la naturaleza.

Sin embargo, nuestros ancestros conocían bien la infinita generosidad de la madre tierra, quien te devuelve un árbol a cambio de una semilla, pero que, quizá, nos devuelva una molesta e incluso peligrosa picadura de mosca cuando le damos la espalda. Lo dicho, si está usted o va a pasar unos días en la refrescante orilla de un río, utilice la ropa adecuada y mantenga la vigilancia especialmente en las primeras y las últimas horas del día. Sergio Cifuentes Sánchez Sociólogo