Para tener una buena calidad de vida en los hogares hay que prever y evitar la contaminación biológica que, en más ocasiones de las que nos gustaría, nos invaden y pueden convertir nuestros hogares en una auténtica pesadilla. La lucha contra las plagas comunes en los entornos agrícolas es bastante habitual, pero en las ciudades también ocurre con otros animales, quizás más peligrosos, por las enfermedades que pueden contagiar.
La mayoría de nosotros pensamos que las plagas típicas de insectos y otros animales, como las de cucarachas o mosquitos, solo llegan en los meses de más calor, pero esto no es del todo cierto. También en invierno pueden producirse invasiones, en cuyo caso, en cuanto se es consciente de alguna de ellas, se debe actuar rápidamente, poniéndose en contacto con profesionales del control de plagas.
Las plagas más comunes en invierno
Siempre han existido animales que buscan conquistar nuevos espacios por un desarrollo elevado de su número. En invierno también, aunque este hecho se ha venido incrementando anualmente debido, en gran medida, al cambio climático. Como consecuencia del aumento de la temperatura global, inundaciones o sequías, el entorno urbano se localiza como un espacio de protección para algunos animales, apareciendo las llamadas plagas invernales. En cualquier caso, las plagas más habituales en invierno siempre han sido las siguientes:
Las termitas
Las casas con maderas en sus estructura o muebles de este material pueden sufrir el ataque de estos insectos en invierno. Su actividad depende de su calor corporal, lo que significa que, en el interior de los hogares, donde se mantienen unas temperaturas más elevadas, pueden seguir trabajando y mantener su actividad durante todo el año. Las termitas son muy silenciosas, por lo tanto, es muy difícil detectarlas a tiempo de evitar un desastre. Se detectan por pequeñas protuberancias en la madera y restos de serrín en el suelo.
Las ratas
Estos animales salen de sus escondrijos con las lluvias. Al inundarse las tuberías y el alcantarillado, no tienen más opción que salir y buscar refugio en lugares secos y cálidos, como son los interiores de las viviendas. Se propagan fácilmente y se esconden con mucha facilidad. Tener una plaga de ratas en casa conlleva doble riesgo, por un lado, los destrozos que ocasionan en la infraestructura de los edificios, royendo cables, tuberías… y por otro, contagiando posibles enfermedades, como la salmonella o la leptospirosis.
Las chinches
Normalmente estos pequeños insectos no dependen de la época del año para contaminar una cama o un sofá, los habituales lugares donde se sienten cómodas y se pueden reproducir libremente. Son prácticamente inapreciables a la vista, por lo que se debe prestar atención a los síntomas, es decir, a sus picaduras. Estas picaduras son de color rojo, con una mancha más oscura en el medio, pruriginosas y dispuestas en grupo.
Las arañas
En principio no representan ningún peligro para la salud, aunque estéticamente pueden resultar bastante incómodas, sobre todo si se multiplica su presencia.
Las cucarachas
Este tipo de animales son más habituales en verano, pero eso no significa que en invierno desaparezcan. Son muy peligrosas en relación al contagio de enfermedades (Salmonella, Fiebre Tifoidea, el Colera, la Gastroenteritis, la Disentería…). Para evitar su presencia debemos mantener una limpieza constante sobre todo en aquellos lugares donde tengamos comida. También se han de vigilar los lugares oscuros y calientes, como los motores de los electrodomésticos.