Una plaga de mosquito de marjal está haciendo estragos en la costa de Castellón, desde el municipio de Vinaròs hasta Almenara, acechando el litoral de toda la provincia y haciendo saltar la alarma.
Pero esta plaga no es algo nuevo en esta zona de la Península, porque hace ya varios veranos el aumento del mosquito de marjal fue tan abundante que las políticas de control de plagas se modificaron para hacer frente a tal cantidad de insectos, incluso para hacerlo durante los 12 meses del año. Casi todos los ayuntamientos se pusieron al día con la nueva normativa, pero no es suficiente para parar a esta plaga que asola el Mediterráneo castellonense.
Además de una molestia notable a los habitantes del litoral, el sector hotelero y turístico ha sufrido también las consecuencias del mosquito de marjal, ya que los posibles visitantes se han decantado por ir a otros lugares en lugar de Castellón.
Este verano, la plaga del mosquito de marjal ha tenido repuntes en focos que se han controlado con éxito, pero el otoño ha empezado con mal pie, después de muchas lluvias que han formado grandes cantidades de agua estancada en la que proliferan las larvas de estos mosquitos y provocan su afloramiento en toda esta costa húmeda.
Se han detectado dos puntos calientes en los que los mosquitos tienen más actividad: Nules y el Prat Cabanes-Torreblanca, por lo que la Diputación solicitó a la Conselleria de Sanidad las fumigaciones aéreas pertinentes para finalizar con la plaga.
Una avioneta lanzando larvicida durante 7 horas ha sido insuficiente para tal problema biológico.
Los análisis por parte de la Diputación siguen en pie para acabar cuanto antes con este asunto, mientras tanto otros municipios se han sumado a la petición de acciones para mitigar la invasión, como Benicarló y Peñíscola. Pero el problema mayor es el de los agricultores, que ven que cada día los mosquitos de marjal destrozan sus campos, que están repletos de ellos y no pueden librarse.
Se reproducen con mucha velocidad y provocan picaduras de color rojo, provocando una mayor venta de pomadas y productos contra ellas y para aliviar el picor, a veces insoportable, que provocan estos insectos voladores. Incluso, algunas personas tienen que recurrir a antihistamínicos y antibióticos con previa visita al médico para poder vivir con las picaduras.
Esto ha puesto de manifiesto que el problema de las plagas de mosquitos no es solamente cosa del calor y del verano, sino que en ambientes de humedad como es el caso de este otoño en el litoral castellonense, además de temperaturas más altas de lo normal para esta época del año, los mosquitos de marjal tienen un lugar fantástico para reproducirse rápidamente y causar estragos en toda la población de la costa levantina.
De momento, se buscan las soluciones a esta causa, que llegará pronto por una buena planificación institucional, o cuando bajen las temperaturas y los mosquitos no sientan que esta parte de Castellón es su mejor hábitat para sobrevivir.