Vecinos de la ciudad de Lliria aseguran que el foco de ratas que rodea sus hogares sigue sin control.
Los vecinos de la urbanización Corral d’Albert en Lliria situada pared con pared de una granja porcina, llevan sufriendo las consecuencias de estar cerca del establecimiento agrario desde 2015. Año en que emprendieron medidas legales por el olor, los insectos y los peligros que el establecimiento podría ocasionar a los vecinos.
El pasado octubre los vecinos y vecinas de la urbanización alegaron sentirse desesperados debido a la plaga de ratas que inunda la zona, atraídas por el alimento que encuentran en esta casa de campo. Cuatro meses después, los vecinos y vecinas consideran insoportable la situación.
Por otro lado el ayuntamiento ha requerido al propietario de la granja porcina en varias ocasiones por no cumplir con las medidas obligatorias de higiene y sanidad, tanto para los cerdos como para los vecinos que se encuentra colindantes a la casa de campo.
Para agravar la situación se ha demostrado que la presencia de roedores ya no es algo circunstancial. Llegaron seducidas por los piensos que se empleaban para alimentar a los cerdos y debido a las comodidades que allí encontraron crearon su asentamiento, permaneciendo en la granja incluso cuando esta se encuentra exenta de cerdos.
Por otro lado la granja sigue operando con normalidad. Si bien es cierto que la casa de campo estuvo vacía durante el periodo en que se envió a los cerdos al matadero, recientemente ha recibido otra remesa porcina durante el estado de alarma.
Los residentes de Corral d’Albert mantienen una fuerte disputa con el propietario, quien ha sido advertido por el Ayuntamiento de Llíria de estar obligado a llevar a cabo las medidas obligatorias de higiene y seguridad para seguir operando. En el año 2020 el consistorio ordenó el cierre de la casa de campo alegando riesgo de contaminación acuífera, pero la sentencia nunca llegó a ejecutarse.
Hace unas semanas los vecinos y su abogado se reunieron con tres concejales, llegando a la conclusión de que el ayuntamiento creara un nuevo requerimiento para que el propietario ejecute las obras necesarias.
Este tendría que responder en 15 días, de no ser así se cerraría la granja porcina.
Para sorpresa de los vecinos el estado de alarma ha suspendido todos los plazos administrativos vigentes en nuestro país. Por lo que hasta que no termine esta situación tan delicada que estamos viviendo por el Covid-19 no volverá a entrar en vigor lo pactado con el ayuntamiento de Llíria.
Por último los vecinos comentan que el establecimiento agrario contrató un servicio de control de plagas para las desratización que además de terminar con la vida de los roedores causó la muerte de otros animales como las palomas y los gatos que se alimentaban de estas aves.
Este último párrafo pone de manifiesto la importancia de contar con una empresa de control de plagas profesional para eliminar la presencia de roedores en nuestros hogares. Recuerda que en Coandi.es somos especialistas en control de plagas.